7 hábitos que (probablemente) no te harán mejor negociador pero te pueden valer para dar la vuelta al mundo en un velero sin escalas

7 hábitos que (probablemente) no te harán mejor negociador pero te pueden valer para dar la vuelta al mundo en un velero sin escalas

Negociar con éxito depende de variadas circunstancias y no podemos dar una receta universal que nos asegure que el pastel siempre saldrá sabroso y en su punto. Ahora bien, esto no quiere decir que no existan ciertos hábitos, actitudes y creencias que funcionen y que faciliten un buen proceso negociador. Aquí van siete de ellas. Y como digo en el título si no te funcionan, quién sabe si les puedes sacar partido si te preparas para dar la vuelta al mundo en un velero sin escalas, o similar.

1.- Fija un destino de viaje

No comiences a negociar sin saber qué es lo quieres lograr, cuáles son tus intereses y tus necesidades. Esto de por sí ya te colocará en una posición desde donde podrás empezar a tomar decisiones y a contestar preguntas. Sabrás si lo que buscas es posible o no lograrlo a través de ese proceso negociador; sabrás que algunos de tus intereses y necesidades no pueden ser satisfechos por la otra parte; sabrás cuando dejar de negociar; sabrás que rumbo es el adecuado. Dicho de otro modo, no comienzes a negociar sin saber a dónde quieres llegar, sin un destino lo más fácil es acabar antes de salir de puerto.

2.- Escucha a tu compañero de viaje

Lo quieras o no, una negociación es cosa de dos, o de más de dos. Escúchalos. Las llamadas «otra partes», «el contrario» en el ámbito de un proceso negociador pasan a ser, lo quieras o no, tus compañeros de viaje. Sin él o sin ellos no podrás llegar a tu destino, les necesitas, como ellos te necesitan a tí. Si esto no lo tienes claro no te embarques en un proceso negociador. Si lo tienes claro, entonces toda tu atención ha de dirigirse a conocer los intereses de tu compañero, su destino, para facilitarle su llegada a puerto, siempre que ello no haga que tu zozobres o tu barco se hunda, por supuesto. Porque tú tambien tienes un destino al que llegar.

3.- Mantén el rumbo aunque no vayas recto

Cuando ofreces o propones algo; una de las cosas que puede pasar es que digan que no. Es algo con lo que hay que contar. Muchas procesos negociadores se truncan por no haber previsto esta posibilidad, y por enrocarnos en nuestra posición. Si no me dejas ir por aquí, probemos por este lado. En términos marinos hacer guiñadas supone ir dando pequeños giros a un lado y al otro, de tal modo que, más o menos, se mantiene el rumbo y con él el destino, pero no se avanza recto.

4.- El mapa no es el viaje

El mapa es importante, muy importante a la hora de planificar tu viaje; igualmente tener un mapa del proceso negociador, un destino, una ruta, unas prevsiones es fundamental a la hora de iniciar el proceso. Ahora bien, todo eso, aún siendo muy importante y necesario, no es el viaje, no es la travesía. No navegas por el mapa, navegas por el mar, por el presente, y a ello te debes. Estaté presente a lo que está ocurriendo en el mar, no en el mapa.

5. La emoción siempre lejos del timón

Las emociones que se alojan y traducen en nuestro cuerpo nos traen un montón de información de lo que está pasando, de lo que estoy sintiendo. Y por ello juegan un papel importante en un proceso negociador. Las nuestras y las de nuestros compañeros de viaje. El problema viene cuando dejamos que la emoción desempeñe una función que no les corresponde, como es ponerle al mando de la nave y le damos el timón. Entonces, es poco probable que lleguemos a destino.

6.- Haz caso del radar, no de las sirenas

Las corazonadas, la intuición es un potencial de una inteligencia muy a tener presente en nuestra vida. Sin duda. El problema es que distinguir lo que es una intuición de lo que es un pensamiento recurrente e invalidante, en muchos casos, es muy difícil. Y muchas veces viejas creencias inútiles y condicionamientos negativos se pueden disfrazar de inteligencia intuitiva. Entonces, haz caso del radar, de lo que tienes delante, observa, mira, percibe con claridad y… actúa.

7.- Prepara los botes salvavidas antes de zarpar

Y muy importante, amarra fuerte los botes salvavidas porque no siempre se llega a destino. A veces las cosas se ponen mal dadas y hay que plegar velas, nunca mejor dicho. Para esas ocasiones tenemos que tener preparada una alternativa desde casa. Esto nos dará tranquilidad al emprender el viaje (saber que si no llegas por barco puedes ir por tren, por ejemplo) y también, en ocasiones nos puede hacer ver que la alternativa es mejor que el viaje, y en vez de dar la vuelta al mundo en un velero sin escalas, pues…. te sientas tranquilamente a escribir un blog. Por ejemplo.

salud !!!

;; orbe

P.D. la fotografía de este post está tomada por el fotógrafo James Locach, a quién no tengo el gusto de conocer. Thank you, James !!!

3619819632_b95c4ae3c0_z

;; orbe

;; orbe

Hijo, nieto y sobrino de marinos

Enrolar esa tripulación idónea, diversa y diferente para cada viaje en que nos embarquemos; fijar destino, escoger rumbo y zarpar junto con el cliente; esta es la magia de ;; abogacía artesana.