Sí, pero…

Sí, pero…

Todavía cuando llegan las notas de mis hijos no puedo evitar buscar con la mirada el color rojo. Es como si una marca en rojo borrara todo lo que está en azul. Un tachón acaba con todo el trabajo bien hecho. Una pena.

En la comunicación verbal, támbien existen estos rotuladores en colo rojo. Uno de los más conocidos y utilizados en el temido «Sí, pero…»:

– Estuviste genial en la conferencia, pero…

Ha adelgazado un montón y está mucho más guapo, pero…

– Lo hizo todo bien, pero…

Un tachón con lo que lograr dos efectos, el de la goma de borrar y el semáforo en rojo:

  • Efecto borragoma (goma de borrar); todo lo que hayamos dicho antes del «pero» queda borrado. Por muy verdadero que sea lo que hayamos dicho desaparecerá, se esfumará tras escuchar la temida preposición. Es más, puede pasar que no sólo se borre lo anterior sino que nos llegue el mensaje de que, en realidad, esa primera parte no era verdad, sino una excusa, una mentirijilla para introducir de una manera más fina la verdad que viene después del pobre «pero«.
  • Efecto semáforo rojo; tras borrar lo anterior con el «pero» nos aseguramos que toda la atención de nuestro interlocutor se amplifique y se fije en el comentario que va a venir a continuación, y que se va a convertir en el protagonista de la frase, en lo que realmente es verdad para el que habla.

En relaciones falsas y poco verdaderas, donde lo que se busca es hacer daño al otro, esta manera de construir el mensaje puede ser idónea. Ahora bien, siempre que no queramos que estos dos efectos estén presentes en nuestra comunicación conviene no hacer uso de esta preposición.

Cambiar el «pero» por el «y» puede ser algo que dé resultado y rebaje los efectos que hemos señalado. Ahora bien, no creo que sea suficiente. Es un paso, sin duda, que nos obliga a tomar más conciencia de lo que decimos, de cómo lo decimos, y de qué queremos decir. Y, probablemente, por ahí ha de empezar todo, por estar atento a nuestras conversaciones según se van desarrollando e ir afinando nuestros mensajes e ir estando muy atentos a lo efectos que provocamos en los otros y los otros en nosotros. Es, también probablemente, algo más sencillo y más profundo, que cambiar de preposición o conjunción, pero por algo se empieza.

Aquí os dejo el problema, la solución vendrá sola.

salud !!!

;; orbe

 

;; orbe

;; orbe

Hijo, nieto y sobrino de marinos

Enrolar esa tripulación idónea, diversa y diferente para cada viaje en que nos embarquemos; fijar destino, escoger rumbo y zarpar junto con el cliente; esta es la magia de ;; abogacía artesana.