¿me acompañas a la abogada?

¿me acompañas a la abogada?

La vida es, en sí misma, una celebración. Nos damos cuenta, de cuando en cuando, que es maravilloso tener familia, trabajo, amigos, y somos conscientes de ello, con la lucidez necesaria para disfrutarlo en plenitud, en contadas ocasiones. El día a día parece que nos arrastra. Y precisamente, en los momentos críticos, los personales y vitales o los grupales y sociales, es cuando esa red de alianzas que hemos ido tejiendo poco a poco, sale a relucir y nos permite, dentro de la adversidad, dar gracias por tener cerca personas que nos aprecian, que se preocupan, que nos cuidan y que nos ayudan a salir adelante en un momento de dolor.

En mi trabajo como abogada de familia cada vez valoro más, por su gran utilidad, la gran labor que realizan los acompañantes. Cuando una persona acude a tu despacho en una situación difícil y lo hace acompañado de un ser querido yo lo celebro. Porque sé que ese cliente va a estar reforzado, que ese acompañante, además de aportar datos y una narración del conflicto desde otra perspectiva, añade un plus de solución, hace equipo. Es cierto que hay otro tipo de acompañantes, que, al estilo del cuerpo de bomberos de la obra de ciencia ficción “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury, en lugar de aportar calma, avivan el fuego, pero son la excepción y no podemos medir a las personas por esas excepciones.

Estas reflexiones me han venido a la mente tras encontrarme con este pasaje del premio nobel israelí Amos Oz que en su libro “Contra el fanatismo” señala:

            “Yo creo que si una persona está mirando una enorme calamidad, digamos una conflagración, un incendio, siempre hay tres opciones:

  1.   Huir, tan lejos y tan rápido como sea posible.
  2.   Exigir que los responsables sean despedidos de sus cargos
  3.  Agarrar un balde de agua y tirarlo al fuego y si no hay balde, buscar un vaso y si no hay vaso, buscar una cuchara y si no una cucharita. Todo el mundo tiene cucharas o cucharitas. No importa qué tan grande sea el fuego, hay millones de nosotros y cada uno de nosotros que tiene una cucharita puede usarla para apagar el fuego.

Las personas que comparten mi actitud, no la de huir o la de exigir que otros se hagan responsables, sino la de la cucharita, querría que llevaran prendida en el pecho una cucharita que los identifique como miembros de la Orden de la Cucharita y así todos los demás sepamos quienes estamos en la misma hermandad, en el mismo movimiento de hacer algo para apagar los fuegos del mundo.”

Pues ésa es la labor que yo percibo en muchos acompañantes, que ante el drama de un divorcio o una discusión familiar por una herencia, van con su cucharita prendida del pecho, ofreciendo consuelo al cliente y aportando agua para calmar el fuego. Y yo, que también me siento de la Orden de la Cucharita como profesional, me sonrío para adentro y me digo “te reconozco” eres mi aliado, con tu cuchara y la mía, y la de otros como nosotros, que quieren resolver los conflictos apagando fuegos y no avivándolos, lograremos resolver los conflictos de otra manera.

Alkain Oribe

Alkain Oribe

Abogada Derecho de Familia.

Abogada con despacho profesional propio en Bilbao. Está dedicada, desde hace 15 años, al ejercicio de la profesión en el ámbito del derecho de familia, derecho hereditario y personas mayores.

Pertenece a la Academia Vasca del Derecho, Asociación Española de Abogados de Familia, Grupo de Estudios del Derecho Civil Vasco del Colegio de Abogados de Bizkaia y a la Asociación de Euskadi de Derecho Colaborativo.

Colaboramos en procesos negociadores y colaborativos en las materias de su especialidad y en procesos de mediación actúa como experta jurídica asesorando sobre el encaje jurídico de las soluciones a las que han llegado las partes.