Fueron mis primeras botas de monte. Las compramos en Bilbao, en la calle Ripa. Mi padre y yo. En esas tiendas donde el tendero sube y baja de una escalera.
Bajaba con la caja, la abría, sacaba las botas, nos explicaba los materiales, el tipo de suela y el uso recomendado; yo las calzaba y mi padre disparaba la pregunta:
– ¿Cómo se llaman?
El tendero quedaba perplejo y su respuesta era subir de nuevo por la escalera y bajar con otra caja de cartón. Y vuelta a empezar y a terminar con la enigmática pregunta.
Al final, visto que el marino la estaba gozando y no iba a soltar prenda, le expliqué el sentido de la pregunta al hombre.
Y nos dio el precio de las botas.
Ahora el tendero soy yo, y sonrío al sentir el impulso de subir a la escalera cuando me piden presupuesto para un trabajo. No dejes de hacerlo, no dejes de preguntar. Si no lo haces tú, ya lo hará el viejo marino.
salud !!!
;; orbe