De botas de monte, escaleras y presupuestos

De botas de monte, escaleras y presupuestos

Fueron mis primeras botas de monte. Las compramos en Bilbao, en la calle Ripa. Mi padre y yo. En esas tiendas donde el tendero sube y baja de una escalera.

Bajaba con la caja, la abría, sacaba las botas, nos explicaba los materiales, el tipo de suela y el uso recomendado; yo las calzaba y mi padre disparaba la pregunta:

– ¿Cómo se llaman?

El tendero quedaba perplejo y su respuesta era subir de nuevo por la escalera y bajar con otra caja de cartón. Y vuelta a empezar y a terminar con la enigmática pregunta.

Al final, visto que el marino la estaba gozando y no iba a soltar prenda, le expliqué el sentido de la pregunta al hombre.

Y nos dio el precio de las botas.

Ahora el tendero soy yo, y sonrío al sentir el impulso de subir a la escalera cuando me piden presupuesto para un trabajo. No dejes de hacerlo, no dejes de preguntar. Si no lo haces tú, ya lo hará el viejo marino.

salud !!!

;; orbe

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Hijo, nieto y sobrino de marinos

Enrolar esa tripulación idónea, diversa y diferente para cada viaje en que nos embarquemos; fijar destino, escoger rumbo y zarpar junto con el cliente; esta es la magia de ;; abogacía artesana.