Es época de debates en torno a la custodia compartida. Y es bueno que así sea, sin duda.
La manera en que los padres se distribuyen los tiempos con sus hijos es, sin duda alguna, un tema fundamental y de máximo interés tanto para los propios afectados como para la sociedad en general. Y a la par que este tema, que en el ámbito judicial se denomina «guarda y custodia«, existe otro de no menos importancia como es la llamada responsabilidad parental.
A estas alturas de la película a nadie se le debería escapar que el dejar de ser esposo o esposa, en modo alguno, implica perder la condición de padre o madre. Lógicamente la situación en cuanto al ejercicio de la paternidad/maternidad variará en función de los tiempos en que estén con sus hijos.
Pero lo que no ha de cambiar es lo referente a los derechos, deberes y principios de lo que se denomina la responsabildad parental, término cada vez más utilizado en nuestro país en vez del más jurídico de «patria potestad» y definitivamente adoptado por el derecho europeo de familia.
La responsabilidad parental es un conjunto de derechos y deberes destinados a promover y salvaguardar el bienestar del niño y que, en cualquier caso, comprende:
- su cuidado, protección y educación
- el mantenimiento de las relaciones personales
- la determinación de la residencia
- la administración de sus bienes
- su representación legal.
Siguiendo las directrices de la Comisión Europea de Derecho de Familia, el ejercicio concreto de la responsabilidad parental será desempeñado por los padres, en la medida de lo posible, de forma conjunta y con iguales deberes y derechos. En caso de disribución de la custodia de los hijos y en las cuestiones de la vida cotidiana, el padre y la madre tendrán derecho a actuar de forma individual. En cambio, las decisiones importantes relativas a cuestiones como la educación, los tratamientos médicos, la residencia del niño, o la administración de sus bienes deberán tomarse de forma conjunta y siempre con la mirada puesta en el ínteres superior del niño (que no tiene porqué coinicidir con lo que a el niño le apetece o quiere).
Así, es importante no olvidar que la responsabilidad parental es un derecho deber de los padres que no se pierde ni se limita por su separación y divoricio, que entronca con su papel de padres y madres y que tiene como fin último el bienestar de sus hijos.
Ah ! y no hace falta separarse para ponerlo en práctica, por supuesto.
salud !!
;; orbe