Estoy en el Metro de Bilbao. En el suburbano, que dicen algunos. Entro en el vagón. Poca gente, todas con la cabeza baja mirando el oráculo. Sin ver. Sin mirar.
Me siento. Pienso que hay una persona mirando por la ventana del tren. Me mira a mí. Soy yo.
Pienso y me esfuerzo por no sacar mi dispositivo móvil. Me obligo a ello. Una tontería.
Estás igual de encarcelado en tus pensamientos.
De vez en cuando me libero un poco, y miro, observo. Sin más.
De vez en cuando.
Hasta que entra alguién en el vagón. Con su dispositivo en la mano.
Se va a sentar y en ese momento, cruzamos una mirada. Y le saludo. Hola.
Se micro-sorprende y me devuelve el saludo. Hola.
Y se mete en la cueva.
LLega mi parada, me dispongo a levantarme. Lo hago.
Paso al lado de ese otro pasajero. Levanta su mirada, busca la mía y se despide.
Hasta luego.
Hasta luego.
Y ahí sé que algo ha cambiado. Algo nos ha cambiado.
salud !!
;; orbe
